El último exorcismo: un falso documental

De la mano del director Daniel Stamm, esta película de terror de bajo presupuesto arrasó en la taquilla de Estados Unidos, donde alcanzó rápidamente el nº 1 en septiembre de 2010. Casi un año después ha llegado a los cines españoles con una escasa acogida por parte del público y alcanzando un discreto octavo puesto en taquilla.

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Raquel
miércoles, 25 mayo, 2011
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El argumento narra el caso de Nell (Ashley Bell), una adolescente de Luisiana poseída por el demonio. El reverendo Marcus (Patrick Fabian), un reputado exorcista que no cree sus propias historias y que vive de aprovecharse de la fe de la gente, será el encargado de salvar a la joven, algo que hará delante de una cámara de televisión que grabe sus últimos días como exorcista. Pero al conocer a Nell se topará por primera vez con una posesión demoníaca real. Producida por Eli Roth, creador de la popular saga “Hostel”, y con un ajustado presupuesto de dos millones de dólares, este film supera ya los 50 millones de recaudación en la taquilla estadounidense. Además, “El último exorcismo” ganó el Empire Award a la mejor película de terror en Reino Unido, y uno de sus protagonistas, Patrick Fabian (padre Marcus), obtuvo el galardón de mejor actor en la última edición del Festival de Cine de Sitges. Y es que el personaje de Patrick Fabian es lo más novedosos de la película, ya que se trata de un farsante que, con la fe perdida hace ya tiempo, piensa que todos los casos de exorcismo están relacionados con problemas mentales y alejados totalmente de fenómenos demoníacos. Esto desentona con el típico sacerdote valiente que acaba venciendo al demonio y convirtiéndose en el héroe de la película. Destaca la actuación de la hasta ahora desconocida Ashley Bell (Nell), que interpreta a la perfección el difícil papel de chica poseída sin caer en la exageración y la sobreactuación, a pesar de las retorcidas contorsiones que imitan a la protagonista de “El exorcista” de William Friedkin (1973). Como curiosidad, hay que decir que estos movimientos no han sido retocados digitalmente, sino que son obra de la propia actriz. https://www.youtube.com/watch?v=DPUR8-OFCs8 Narrada con la técnica de “cámara en mano”, al estilo de un falso documental, “El último exorcismo” nos recuerda necesariamente a dos películas que marcaron un antes y un después en la historia del género de terror. Una de ellas es, por supuesto, la mítica “El exorcista” (1973) de William Friedkin, que constituye el primer relato sobre posesiones demoníacas de éxito internacional en el séptimo arte, hasta el punto en que puede decirse que casi creó un nuevo género de terror. Las contorsiones y gritos de la protagonista de “El último exorcismo” evocan a lo que en los años 70 supuso una impactante novedad para el público; sin embargo, tras innumerables películas de esta temática, estos detalles ya no impresionan a un público actual acostumbrado a consumir cine de terror compulsivamente. El otro icono de este género cinematográfico es “El proyecto de la Bruja de Blair” (1999), de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, otro éxito entre la crítica y el público estadounidense. Esta película erigió la técnica del falso documental como una de las mayores modas en el cine de terror internacional. Se trata de una técnica cinematográfica que debe ser muy cuidada y estudiada en el rodaje, ya que puede convertirse en un excelente método para ofrecer una visión real de la historia al espectador; pero abusando de esta técnica, el resultado acaba siendo un exagerado y patético intento de hacer parecer real lo que es claramente una ficción. Es lo que ocurre con “El último exorcista”, en la que los continuos movimientos de cámara y las premeditadas imágenes borrosas no hacen más que molestar y marear al espectador. Con esta sobreexplotación de recursos cinematográficos ya utilizados en innumerables ocasiones, “El último exorcismo” produce en el espectador la sensación de estar asistiendo otra vez a una de las muchas películas de terror que se valen de estas técnicas tan repetitivas que, en lugar de impactar al público, lo aburren. Sin embargo, este género no vive su mejor momento, y sus fanáticos agradecerán poder disfrutar de una película así en la pantalla grande.

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