

Por ejemplo, en el año 1987 tuvieron lugar una serie de acontecimientos realmente escalofriantes en el pueblo de Southington, Connecticut. Una familia acababa de mudarse a una casa en Meriden Avenue, que llevaba varios años vacía.
Al poco tiempo, descubrieron que en el jardín trasero había un pequeño cementerio, pero es que además, la casa fue en su tiempo una funeraria: había una sala de embalsamamiento y cajones llenos de fotos de cadáveres.
Fue entonces cuando la familia empezó a notar sucesos paranormales, y es precisamente en esta historia en la que se inspira la película.
Cuando en 2003 el productor Daniel Farrands vio en la televisión un documental sobre estos hechos, se quedó realmente atrapado por la historia y al acabar el programa contactó con el productor Andy Trapani. Juntos, se pusieron manos a la obra para encontrar a la protagonista y escuchar su historia de primera mano.
Se trataba de una historia que merecía la pena ser contada. Se trata de una historia que llega al público, ya que las cosas que suceden podrían ocurrirle a cualquiera. Además, al tratarse de una historia real, los espectadores ven a los protagonistas como personas igual que ellos, más que a actores de una película, lo que hace que se sientan más identificados y por lo tanto, la historia les llegue más.
Una escalofriante historia sobre una familia que se muda a una casa que fue una funeraria, y en la que el espíritu del hijo, Jonah (que fue utilizado como mensajero satánico) vuelve para convertir la vida de la familia en una auténtica pesadilla.