

Cuando habla de Amores locos, Beda Feijoo lo hace con entusiasmo. Y es que él mismo ha explicado que tenía ganas de escribir una película sobre cómo sustentar las ganas de vivir, a partir de lo que empezó a pensar en la curiosidad.
Un pensamiento que le llevó a crear el personaje de Eduard Fernández, que es una especie de detective que está obsesionado con descubrir los mecanismos que se ponen en marcha cuando surgen las grandes pasiones amorosas.
Además, pensando en cómo se acorta la distancia que existe entre los deseos y la realidad, Beda pensó en la importancia de la imaginación, a a partir de ahí, creó el personaje de la cuidadora de una sala del Museo del Prado que interpreta Irene Visedo. La cuidadora construye una conexión pasional entre los personajes que aparecen en una pintura de hace cuatro siglos y se convence de que son ella y el psiquiatra.
A partir de ahí, el director fue creando a los demás personajes, la hermana cantante, la ex-mujer, el amigo cirujano... Todos ellos, igual que los protagonistas, solo quieren perseguir lo que les falta, algo que le dé sentido a sus vidas.
La historia de amor de la que habla Amores locos tiene un punto de extraña y de poco frecuente que la hace aún más especial.
Sinopsis de la película
Julia es una cuidadora del Museo del Prado que está convencida de que ella es una mujer que aparece en una pintura flamenca de hace cuatro siglos, con su amante. Cuando se encuentra a Enrique, un psiquiatra muy prestigioso, no duda en confesarle que eestá segura de que ellos son la pareja del cuadro, y que su amor ha perdurado a través de los siglos.
Para él, es una paciente, pero ella intentará convencerlo de que tiene razón. Una historia que les llevará (sumidos en una lucha entre la razón y los sentimientos) hasta Brujas, donde al fin uno de los dos descubrirá la verdad.