

Tiana y el Sapo fue desde el primer momento seguido por la crítica, desde el momento en el que Disney decidió hacer una película con una princesa afroamericana, una cosa muy distinta a lo que nos acostumbraba con Blancanieves y Cenicienta, donde el mundo afroamericano ni se intuía siquiera. Durante décadas, Disney parece que no ha querido saber nada de los negros, por lo que esta parece ser la primera experiencia seria.
A buen seguro que, con esta cinta, Disney ha intentado tapar por fin esa herida con el mundo negro. ¿Cómo será el acento de la princesa?, porque Tiana es afroamericana. Es decir, tendremos que ver esta película abordando el peliagudo tema del racismo. Pero sólo es una película de animación, no nos metamos en camisa de once varas, ya que es una película para niños.
La película está ambientada en la Edad del Jazz de Louisiana, en 1920, una época también muy difícil para los negros, con el resurgimiento del Ku Klux Klan. Pero, para disfrutar de Tiana y el Sapo, los espectadores tenemos que ver la película olvidándonos por completo de esta historia de Disney, que representan lo blanco y angelical como lo bueno, y lo malo como lo negro.
Dejando a un lado las cuestiones sociales, Tiana y el Sapo continúa el estilo clásico de Disney. Incluso el más pequeño de los niños aprenderá valores morales. Además, es de agradecer la vuelta al dibujo a mano en dos dimensiones, que nada tiene que ver con el dibujo de animación tan rebuscado y sofisticado de ahora.
Tiana y el Sapo lleva también excelentes números musicales, e intentará tener el mismo impacto que otras grandes películas de Disney, como Aladdin o La Bella y la Bestia. Sólo queda acercarnos con los niños al cine, y disfrutarla.
Foto Vía Windstorm 2009