

En principio, siempre protegidos y alejados del exterior, no deberían tener nada que temer. Salvo a sí mismos, claro está. Al principio, algo que podría ser una simple anécdota, la aparición de un pájaro muerto en la calle del Mirlo, se convierte en un suceso inquietante.
Después del primer gorrión, aparecen todo tipo de aves de distintos colores y tamaños. Y poco a poco, el miedo, los nervios y la histeria van haciendo acto de presencia entre los habitantes de la urbanización, que empiezan a mostrar a los demás su verdadero "yo".
Esa parte que todos guardamos en nuestro interior, pero que no suele asomar casi nunca. Pero, ante semejante situación, ¿dónde encontrar un culpable? ¿En la propia naturaleza, en la Biblia, buscar una explicación paranormal a los acontecimientos? Desde luego, lo que no es nada fácil es conseguir que un grupo de profesionales que se traslade hasta la urbanización, para investigar y explicar qué sucede allí.
No hay duda de que Pájaros muertos es una película realmente inquietante de las que atrapan al espectador desde el primer momento. Dirigida por Guillermo y Jorge Sempere, cuenta con actores y actrices de gran calidad en el reparto: Silvia Marsó, Eduardo Blanco, Alberto Jiménez y Claudia Fontán.
Pájaros muertos es una cinta que habla de la naturaleza humana, de la parte secreta que todos tenemos, y que en el caso de estos personajes aflora cuando la aparición del pájaro hace empiecen a temer que su mundo, ordenado y perfecto, pueda desmoronarse. En parte, una reflexión sobre el ser humano, con un argumento que mantiene la intriga y la tensión hasta el último momento.
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