

Habla de la historia de Txomin Garay, un empresario que de joven fue pelotari, y que después de pasar diez años en Argentina, regresa a su pueblo, acompañado de su mujer Blancay de Sara, su hija.
La razón es que su hermano Koldo, con el que no se habla desde hace mucho tiempo, está a punto de morir. A pesar de estar muy enfermo, le quedan fuerzas para dejar a un lado las diferencias con su hermano y encargarle una tarea muy delicada: que ayude a su hijo Gaizka, un adolescente que tiene un futuro prometedor como pelotari, pero que no se centra en ello.
Reencuentro con el pasado
A pesar de sus dudas iniciales, Txomin termina aceptando el encargo cuando su hermano muere. La forma de acercarse a Gaizka solo puede ser utilizar lo único que en realidad tienen en común: la pelota a mano.
Gaizka es todo lo contrario a lo que fue Txomin en su juventud, un jugador sin técnica. A pesar de las diferencias iniciales, Txomin no se rinde y le propone una apuesta: si gana, le entrenará.
El viaje de Txomin supone un reencuentro con el entorno y con su pasado. Pero los acontecimientos harán que decida volver a Sudamérica. Aunque hay algo que no puede dejar pendiente, ni por su hermano ni por sí mismo: ayudar a Gaizka.
La excusa perfecta para atrasar el viaje será una partida muy importante, que supondrá un viaje realmente definitivo para Txomin, ya que a partir de aquí el rumbo de los personajes cambiará definitivamente.
La otra cara de los personajes
Por otra parte, la película habla de otra relación, la de Gaizka y su prima Sara, por la que siente una fuerte atracción que derivará en una historia de amor entre los adolescentes, que muestra otra parte del personaje de Gaizka.
Detrás de su dureza, se esconde un joven con los miedos y dudas propios de su edad. Mientras, Ane, la viuda de Koldo, vive su historia con su pasado oculto, sin dejar atrás sus convicciones y su ideología, profundamente marcada.