Películas que marcaron nuestra infancia

Cuando éramos niños disfrutábamos de las películas sin cuestionar los efectos especiales, el realismo de las historias o la calidad de los directores. Simplemente nos sentábamos a disfrutar de la magia de las historias y a sumergirnos en un mundo imaginario del que después nos costaba escapar. Cuando nos hacemos adultos comenzamos a buscar el doble sentido de las cosas, a imaginar el rodaje tras las cámaras y a juzgar a los actores por su vida personal, perdiendo así el entusiasmo de la niñez. Pero esa ilusión siempre vuelve cuando detenemos por un rato nuestra estresante vida de adultos y nos paramos a ver alguna de esas películas maravillosas que marcaron nuestra infancia.

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Raquel
jueves, 30 junio, 2011
Bambi (4)

Muchos de nosotros recordamos nuestra niñez unida a los clásicos de Disney, de los cuales “Bambi” (1942) ocupa un lugar especial en nuestra memoria. Aún se nos escapa alguna lágrima cuando el pequeño cervatillo pierde a su madre, y el gracioso conejito Tambor siempre será uno de nuestros personajes favoritos. Otra de las películas infantiles más populares es “Mary Poppins” (1964), basada en los libros de P. L. Travers, es la película de Disney con más nominaciones a los Óscars, entre ellos, a la Mejor Actriz, que ganó Julie Andrews. Pionera en la mezcla de personas reales con dibujos animados, ganó el Óscar a los Mejores Efectos Especiales, y también el de Mejor Banda Sonora, haciendo mítica la canción de “Supercalifragilisticoexpialidoso”.

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En 1982 nació el que sería uno de los personajes más queridos por los niños, “E.T., el extraterrestre”. Steven Spielberg conquistó al público internacional con esta película, que fue nominada a nueve Óscars y ganadora de cuatro. La bonita amistad que el pequeño extraterrestre establece con Elliot dejó una huella imborrable en la memoria del espectador. De la misma forma que lo hizo “Willow” (1988), un cuento medieval sobre Elore Danan, una niña abandonada a la que el joven Willow tendrá que proteger de la malvada hechicera Bavmorda, ya que la pequeña es la única que podrá acabar con su reinado de terror. Rechazada en taquilla, con los años se ha convertido en una película de culto hasta el punto de que en 1995 surgió la primera de las tres novelas basadas en la película, escritas por Wayland Drew. Incluso se llegó a rumorear sobre la realización de una serie para televisión en 2005.

Pero la película de género fantástico por excelencia es “La historia interminable” (1984), una historia de aventuras que marcó al público infantil de los ochenta. Se trata de una saga de tres entregas, de las cuales la primera de ellas es una adaptación de la novela del escritor alemán Michael Ende. El Reino de Fantasía en el que se desarrolla la acción y los increíbles personajes que viven en él hacen de esta historia un icono del cine para niños.

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Con un tono más humorístico encontramos la saga de “Regreso al futuro”, cuya primera parte fue estrenada en 1985. El público infantil se sintió fascinado por las locuras del científico Doc y el adolescente Marty McFly, y por los espectaculares efectos especiales que ofrecía el cine de la época. En la actualidad se siguen reponiendo asiduamente estas películas obteniendo una buena audiencia. Las aventuras de “Los Goonies” (1985), de Steven Spielberg, también encandilaron a los niños de la década. Cuenta la historia de un grupo de jóvenes amigos que buscan el tesoro perdido de un pirata. Convertida con los años en película de culto, lo más característico de “Los Goonies” es el personaje de Sloth, que con un físico deforme y una fuerza bestial es en principio rechazado por los niños, pero acaba convirtiéndose en su mejor aliado.

También contaría con la colaboración de Spielberg una mítica producción de 1984, “Gremlins”, dirigida por Joe Dante. Cruel y desagradable en algunos aspectos, la película se aleja mucho de la mayoría de las enternecedoras historias que recordamos de nuestra niñez. Sin embargo, las fechorías de aquellos pequeños y malvados monstruitos, a caballo entre lo cómico y lo terrorífico, marcaron la forma de entender el cine del público más joven de los ochenta.

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