

Con esta nueva película de Greengrass nos trasladamos al Bagdad del 2003 y 2004. En la mente de todos revolotea el hecho de que en Irak hay armas de destrucción masiva, o eso nos han hecho creer desde las más altas esferas. Precisamente Roy Miller, Matt Damon, es el héroe que encarna el papel del soldado norteamericano.
Tal vez la primera impresión que nos llevemos es que se trata de una película política, un nuevo alegato más en contra de una absurda guerra que se ha cobrado la vida de miles y miles de personas. Pero ahí está el quid de la cuestión, y el genio de Greengrass. No debemos quedarnos simplemente en el hecho político.
La película es la búsqueda de una verdad que parece que no existe, es la lucha enconada y personal de un hombre contra sus altos cargos. Damon se siente oprimido, enjaulado en un mundo de mentiras y engaños, del que no parece saber a ciencia cierta dónde está la salida. A su lado muere gente, a su alrededor se suceden los acontecimientos, y todo se dispara hacia el engaño más cruel.
El propio Paul Greengrass ha querido dejar claro que su nueva película no busca hacer una crítica dura a aquellos dirigentes que anunciaronla búsqueda, como si de un tesoro se tratara, de las armas de destrucción masiva en Irak. Sería lo más sencillo, pero para eso no está el cine. El cine, además de ser crítica, es espectáculo, es pasión, emoción, realidad, y Greengrass coloca de sobra estos ingredientes en su cinta.
La película lleva un efecto de fotografía realmente impactante. Las escenas han sido rodadas en su totalidad en Marruecos, Murcia y Albacete, pero nos trasladan completamente a la terrible desgracia de Bagdad, la Irak post Saddam Hussein.
De nuevo la pareja Greengrass-Matt Damon nos traen una película de acción, en donde el telón de fondo de la Guerra de Irak aparece como un maldito horizonte negro en el corazón y los valores de superación de cualquier hombre. Green Zone: Distrito Protegido promete traer cola, y no sólo en las taquillas de los cines.
Imagen de wikipedia