

Terrence Malick ("La delgada línea roja", "El nuevo mundo"), que con tan solo cinco largometrajes se ha convertido en una leyenda viva del cine, nos ofrece su película más perfecta e intimista, una obra maestra del cine. Lo que el director nos ofrece es un maravillosa reflexión sobre la vida. Pone sobre la mesa todas aquellas preguntas que todos nos hemos preguntado alguna vez, pero ofreciendo una sensibilidad especial que haga sobrecoger al espectador en todo momento. Refleja con una brillantez absoluto las distintas etapas por las que pasamos la vida, desde la infancia hasta la muerte, planteándose por el camino preguntas como el origen y significado de nuestra vida. De la misma manera, nos muestra las dos perspectivas de la vida: desde el punto de vista de la ciencia y desde la religión, y como cada una intenta resolver nuestras inquietudes.
Toda la realización de la película es de una gran belleza, gracias, entre otros aspectos, a la genialidad del director a la hora de mostrar las escenas. Ayuda también una fotografía de Emmanuel Lubezki de gran belleza y una banda sonora, inmensa y de gran sensibilidad, del compositor Alexandre Desplat.


El resultado es una película de increíble factura que gustará a todos los aficionados del buen cine. Eso sí, puede llegar a abrumar e incluso aburrir a todos aquellos que busquen una película comercial. La narrativa se convierte en la gran protagonista, las escenas atrapan a quién se abra a la obra de Malick.
Como es costumbre, el verano director estadounidense se rodea de un reparto de auténtico lujo, encabezado por Brad Pitt ("¿Conoces a Joe Black?", "Leyendas de Pasión", "Seven") y Sean Penn ("Mystic River", "El juramento", "The game"), que están a un nivel soberbio. No menos destacado es el papel de la dulce Jessica Chastain.
La película sigue el viaje de la vida del hijo mayor de una familia de clase media de los años 50, Jack, desde la inocencia de su infancia hasta la desilusión de sus años como adulto mientras trata de reconciliar la complicada relación que tiene con su padre (Brad Pitt). Jack (interpretado por Sean Penn en su edad adulta) se ve una alma perdida en un mundo moderno, buscando respuestas a los orígenes y al sentido de la vida mientras se cuestiona la existencia de la fe.
"El árbol de la vida" es una de las mejores películas sin ninguna duda de todo el 2011, la mejor película de Malick es una obra que engrandece al cine. Una maravillosa reflexión sobre la vida que no dejará a nadie indiferente y que tocará nuestra fibra sensible. Sobrecogedora en muchos momentos, se apoya en una realización y actuaciones de primer nivel para ofrecernos una obra maestra.