

El drama nos cuenta la historia de Rudi (Rudolf Frecska), un joven de 17 años que trata de encontrar a su padre biológico. Por casualidad, Rudi se presenta al casting de una película, cuyo director (Kornél Mundruczó) queda encantado con el joven y le contrata para el papel protagonista. Más tarde, ambos descubrirán que son padre e hijo, pero su reencuentro se verá enturbiado por los terribles actos de Rudi, quien resulta ser un insaciable asesino.
Podemos entender “Semilla de maldad” como una libre adaptación de la novela Frankenstein, de Mary Selley; de hecho, su título original es “Tender Son: The Frankenstein Project”. Y es que la base de la película es la reflexión sobre nuestras “creaciones”, sobre nuestros hijos y la medida en que sus actos son responsabilidad nuestra. La primera parte del título, “Tender son” (Dulce hijo), en palabras del director, “resume todo lo que los autores de la película pensamos del monstruo: se trata en realidad de un inocente”. De esta forma la película recurre a la vieja fórmula del hijo convertido en un monstruo debido a la mala atención familiar.


Los expertos aplauden la estética del film, algo especialmente cuidado en las producciones de Mundruczó: “Para mí, es lo visual lo que importa sobre todo, antes de la historia”, explica el director y guionista. La gran mayoría de la película está rodada dentro de un edificio antiguo de Budapest. El director vio en el deterioro de su arquitectura una simbología de inestabilidad y un sentimiento de encierro que aportaba tensión al film. Según el cineasta, el sistema de pasillos del edificio recuerda a una prisión, “como el reflejo del mundo donde vivimos”. Por otra parte, la nieve cobra especial importancia en la estética de la segunda parte de la película. “Tiene varios sentidos: es el elemento agua, pero da al mismo tiempo una sensación bastante cálida”, afirma Kornél Mundruczó.
Tras la llamativa “Delta” (2008), el director húngaro presenta “Semilla del maldad”, proyectada en la Sección Oficial del Festival de cine de Cannes y ganadora del Premio a la Mejor Fotografía del Festival de cine Europeo de Sevilla. Un drama con moraleja que hace del suspense su seña de identidad.