

En 1985 nació un icono del cine ecológico, “La selva esmeralda”, basada en hechos reales. Narra la desaparición de un niño en la selva amazónica, quien es secuestrado y criado por una tribu. Años después, su padre lo encuentra y ambos lucharán para salvaguardar el entorno natural de la tribu. La película, dirigida por John Boorman, supuso un gran éxito de taquilla y crítica. Otro clásico es “Gorilas en la niebla” (1988), basada en la historia real de la naturalista estadounidense Dian Fossey (Sigourney Weaver). Fossey viaja a África para estudiar la vida de los gorilas en su hábitat y ve como éstos son masacrados por los cazadores furtivos. Por ello, dedica el resto de su vida a luchar por protegerlos. La película obtuvo dos Globos de Oro (mejor música original y mejor actriz) y fue nominada al Premio Óscar en cuatro candidaturas.
En 1999 se estrenaría “Instinto”, de Jon Turteltaub. Cuenta la historia del antropólogo Ethan Powell (Anthony Hopkins), quien ha vivido en la jungla con los gorilas durante años. Acusado de asesinar a algunos supuestos guardias de aquel entorno natural, es encarcelado y comienza a recibir tratamiento psiquiátrico por parte de Theo Caulder (Cuba Gooding Jr.), quien poco a poco comprende a Ethan y su amor por la vida salvaje. Esta película es un canto al respeto y la protección de la naturaleza, filosofía que tiene en común con “Dos hermanos” (2004), de Jean-Jacques Annaud. Es la historia de dos tigres que son alejados de su entorno. Uno de ellos se convertiría en una atracción de circo, mientras que el otro pasaría a ser la mascota de una familia adinerada. Años más tarde, ambos hermanos se reencuentran como enemigos, siendo obligados a luchar el uno contra el otro. Pero su instinto les hace reconciliarse y tratar de volver a su hábitat natural. La película nos enseña que la verdadera felicidad para un animal salvaje se encuentra en la libertad.


Una forma distinta de abordar el tema de la protección de la naturaleza es la que nos ofrece “El día de mañana” (2004), una superproducción estadounidense que conmocionó al mundo mostrando los posibles efectos del calentamiento global. Roland Emmerich dirige esta película en la que una gran catástrofe provocada por el ser humano acaba casi con su propia existencia. Dos años después se estrenaba el polémico documental de Al Gore “Una verdad incómoda”, que siguiendo la línea de la anterior, nos explica los peligros del cambio climático. La veracidad del documental ha sido puesta en duda en innumerables ocasiones, teniendo como respuesta la aparición de otro documental llamado “La gran estafa del calentamiento global”, donde varios expertos se muestran totalmente contrarios a las explicaciones de Al Gore. A pesar de ello, “Una verdad incómoda” fue galardonada con el Óscar al Mejor Documental.
Pero quizá una de las películas ecológicas que más ha calado entre el público es “WALL•E” (2008), en la que el adorable robot protagonista nos advierte de un futuro siniestro para la Tierra, pero al mismo tiempo nos anima a ponernos manos a la obra para solucionar el problema. Esta producción de Disney y Pixar ganó el Óscar a la Mejor Película de Animación y su lanzamiento en DVD se caracterizó por incluir una semilla de pino en cada copia; un bonito detalle que anima al público a llevar a la práctica la teoría que nos explica la película.


También encontramos ejemplos de este tipo de películas en el cine español. Uno de ellos es “Cenizas del cielo” (2008), dirigida por José Antonio Quirós. Narra la incansable lucha de Federico (Celso Bulgallo) por acabar con la central térmica que contamina el valle asturiano. Con un tono más cómico encontramos “¿Para qué sirve un oso?”, de Tom Fernández, en la que Gonzalo de Castro (Alejandro) y Javier Cámara (Guillermo) son dos hermanos asturianos enamorados de la naturaleza. El primero es un aventurero zoólogo y el segundo un biólogo de prestigio internacional; cada uno cuidará del ecosistema a su peculiar manera.
Además de ser uno de los mayores entretenimientos a nivel mundial, el cine es también un estupendo medio de divulgación de ideas y de concienciación pública. El propósito de estas películas es mover la conciencia medioambiental del público y contribuir a esta buena causa; esperemos que los esfuerzos de estos realizadores obtengan resultados.