

Definida como una “comedia porno romántica” por Mariano Peña, miembro del reparto, la película se convierte en un curioso híbrido cinematográfico que mezcla historias de amor y sentimientos con un humor algo delirante y soez. La historia cuenta cómo el director de cine porno Pepe Fons (Mariano Peña), tras casi veinte años de inactividad creativa, decide dirigir la que será su última cinta, llamada “El alzamiento nacional”, ambientada en la Guerra Civil Española. Para ello reúne a su antiguo equipo: la actriz Saray de la Isla (Kira Miró) y los actores Fermín Macho (Paco León) y Rafa Francés (Javier Mora). Al proyecto se suman su sobrino Lino (Julián López), aspirante a guionista, y Lourdes (Ana Polvorosa), una chica no muy lista que sueña con convertirse en actriz. En este ambiente rodeado de sexo y aparentemente superficial, surgirán historias de amor de lo más sinceras y románticas.
El director define la película como “el retrato coral de un grupo de perdedores que se mueven entre la ternura y el patetismo.” Y afirma que “no pretende ser un retrato fiel del mundo del porno, ni entrar en sus aspectos más duros y escabrosos.” Éste es un aspecto sobre el que insisten tanto Oriol Capel como el reparto. Para Mariano Peña la película es una comedia “para todos los públicos” en la que “no hay nada soez”, y Kira Miró defiende esta teoría explicando que “la X es la excusa para contar unas historias de amor en la que hay sentimientos, emociones, celos, angustia, crisis de pareja…”. De hecho, el director ha llegado a comparar valientemente esta película con la elogiada “Love Actually” (Reino Unido, 2003), icono internacional del romanticismo cinematográfico: “A nuestro film le llamábamos el Love Actually del porno, por lo de ser una película coral de historias de amor.”
Como viene siendo costumbre en el cine español de los últimos años (“Mentiras y gordas”, “Una hora más en Canarias”, “Tres metros sobre el cielo”), la película se nutre de un reparto de actores que se han hecho populares a través de las series de televisión con mayor audiencia del país. Es cierto que, en su mayoría, se trata de un reparto de lujo, con actores de gran experiencia forjados en teatro y televisión; pero también es indiscutible que un reparto tan televisivo supone un fuerte reclamo para el público. Gran parte de los espectadores acudirán al cine para ver a los actores, o más bien, esperando ver a los personajes con los que se han ido encariñando semana tras semana a través de la pantalla de su televisor. Esto puede decepcionar al espectador, de tal forma que esta táctica resulta ser finalmente un arma de doble filo.
Como curiosidad, hay que destacar la presencia de algunas estrellas del cine X en la película, como Sophie Evans o Max Cortés. Oriol Capel asegura que “Le dieron un plus al rodaje, y nos ayudaron con las dudas que teníamos.”, aconsejando a los actores a la hora de rodar las escenas más delicadas y haciendo que fueran más creíbles de cara a un género tan especializado como es el cine para adultos.
Hay que dejar claro que “No lo llames amor… llámalo X” no es una película pornográfica, sino una serie de historias de amor que se desarrollan en un ambiente tan poco propicio al romance como es el cine X. Trata de ser una historia de sentimientos, que fusiona humor (como ejemplo, la parodia de la Guerra Civil), morbo y ternura (a destacar la dulzura del personaje de Julián López), una mezcla arriesgada muy inusual en el cine español. Con estos ingredientes, la clave para crear una comedia enternecedora, que es lo que vende la publicidad de este film, consiste en aportar la dosis exacta de cada género y encontrar el balance justo entre comedia y drama, evitando el desvarío y la confusión, algo que los creadores de “Fuera de carta” (2008) o “Que se mueran los feos” (2010) no fueron capaces de hacer en estas dos últimas.