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La historia nos sitúa en el año 2.067, cuando Milana (Linda Doudaeva), nacida en Chechenia, recuerda lo que sucedió hace 60 años. Entonces era alumna de una escuela de primaria en París, y su pandilla de amigos estaba formada por Blaise (Jules Ritmanic), Alice (Louna Klanit), Claudio (Jérémie Yousaf), Alí (Louka Masset) y Yousseff (Dramane Sarambounou). Un día Yousseff y su familia son deportados, ya que eran inmigrantes ilegales procedentes de Chechenia. Es entonces cuando Milana ve peligrar su estancia en el país y sus amigos juran apoyarla y protegerla para poder permanecer siempre juntos.
Es común en el cine presentar los conflictos políticos y sociales a través de la mirada de los niños (ej., “Los colores de la montaña”, “La vida es bella”, etc.). Goupil recurre a este método para crear una crítica mordaz hacia la política de inmigración del gobierno francés en 2006, por la cual se comprometió a expulsar del país a 25.000 inmigrantes sin papeles. Involucrado activamente en la causa, el director reconoce que la película nace de “una sensación de impotencia” ante esta situación y plantea “¿Cuánto tiempo es necesario para darse cuenta de que la situación actual es inadmisible?”. Uno de los detalles que más ha llamado la atención de la crítica es el dardo lanzado a Nicolas Sarkozy a través de las palabras de uno de los niños del film: “No recuerdo quién era el presidente de la República en 2009”.


Destaca especialmente el primer largometraje de Goupil, “Mourir à 30 ans” (1982), que ganó la Cámara de Oro en Cannes, el premio César a la mejor ópera prima francesa y fue nominada a los Oscar. El cine de este director francés se caracteriza por su contenido social y polémico. En su trayectoria ha tratado temas tan controvertidos como el sida (“À mort la mort!”, 1999) o las mafias que abusan de los inmigrantes ilegales ("Une Pure coïncidence”, 2002). Sin embargo, Romain Goupil no quiere que se le defina como un cineasta político o militante, ya que “militantes son aquellas películas que ilustran con imágenes un discurso con el que todo el mundo debe estar de acuerdo. Me gusta que mis películas planteen interrogantes, no certezas.” Goupil demuestra esta teoría en “Las manos en el aire”, su octavo largometraje (en el que también interpreta a Luc) tras algunos años de silencio.
Premiada en el Festival de Cine Político de Ronda (2010) por “su forma de imaginar nuevas formas de lucha contra el rechazo de los extranjeros y su persecución por el Estado", se trata de una conmovedora historia sobre el poder de la resistencia y la denuncia de las injusticias.