

Como no podía ser menos esta última entrega se convierte en una de las más espectaculares de la saga y, afortunadamente para muchos, lejos de la lentitud de la parte primera de esta última entrega. Está claro que todo quedaba abierto para llegar a su clímax y resolución final. Y como tal, no decepciona para nada, ya que vamos a vivir algunas de las escenas más espectaculares de toda la serie, con uso de los efectos especiales impresionante. Además, y siguiendo la tendencia de las últimas películas, estamos ante una entrega muy oscura y tenebrosa. A pesar de ello, no convence tanto el ritmo un poco irregular, como la manera de contar la historia, dando la sensación de que todo transcurre a toda velocidad, con la intención de dejar todo resuelto.
Si eres un aficionado a todo este mundo mágico disfrutarás como un enano, y a la vez según se acerque el final, comenzarás a sentir una sensación de nostalgia porque todo llega a su fin (a no ser que a Rowling le de dentro de unos años por escribir nuevas historias). Si solamente acudes al cine con la intención de ver una película entretenida, tampoco vas a salir descontento, porque cuenta con una realización técnica exquisita, sobre todo en su parte final. Eso sí, tampoco te parecerá nada memorable, y es que ya hace tiempo que se nota bastante desgaste en la saga, intentando alargar seguramente innecesariamente un final que todos nos esperamos hace tiempo.


Nuevamente en la dirección encontramos a David Yates, tal como sucedió en las últimas tres películas. Se nota, porque conserva mucho del estilo que vimos en las mismas, aunque afortunadamente aquí da un mayor peso a los protagonistas y a la acción, olvidándose de enredar innecesariamente. Aunque, siempre quedando la sensación de que se queda lejos de las primeras películas de la saga. Por el camino se quedó la magia y el gusto por el detalle, en favor de unas entregas ya mucho más adultas y oscuras.
En cuanto al elenco protagonista, se hace rato también que sea la última vez que veamos juntos a unos niños que hemos ido viendo crecer en cada nueva entrega. Nunca han destacado especialmente, pero sí que han sabido adaptarse a la historia y en esta ocasión están bastante convincentes, logrando transmitir más sensaciones (necesarias por otra parte). Por encima de todo habría que destacar a Alan Rickman, que está especialmente brillante. Al igual que Ralp Fiennes, que borda un papel que lógicamente en esta ocasión toma mucho más protagonismo.
En este final épico, la batalla entre las fuerzas del bien y del mal del mundo mágico se convierte en una guerra a la que nadie es indiferente. Nunca ha habido tanto en juego y nadie está a salvo. Pero es Harry Potter quien puede que tenga que hacer el último sacrificio a medida que se va acercando a su enfrentamiento definitivo con Lord Voldemort. Todo termina aquí.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II pone el punto y final a una saga que, sin atender a su calidad general, ya forma parte de la historia del cine. En general, la saga han permitido disfrutar a los aficionados a los libros, y al cine de fantasía y aventuras en general, de unas películas llenas de magia, diversión y con momentos que quedan para el recuerdo. Esta última entrega seguramente no sea la mejor, pero sí, lógicamente, la más emotiva y emocionante.Y es que seguramente el principal mérito de esta saga es que en un mundo lleno de problemas, nos ha permitido desconectar y meternos en un mundo lleno de magia, que nos permitía disfrutar con sus protagonistas y olvidarnos de problemas. FIN.