Primero hablaremos sobre Kate Hudson, que con el drama Casi famosos presentó una actuación más que convincente que le valió posteriores actuaciones una igual a la otra. A diferencia de la Penny Lane comprometida y seria, sus actuaciones en Alex and Emma, You, Me and Dupree nos la muestran como una actriz monótona que solo puede hacer de rubia inocente y poco más. Una lástima.
Wesley Snipes me sorprende. En Una mujer en la liga (1989) su papel no fue tan importante, pero le valió el reconocimiento y desde allí pasaría a demostrar su valía en la acción y la comedia, Pasajero 57 fue otra apuesta interesante, pero otras actuaciones solamente sirven para que lo veamos como un actor de acción más del monton. Blade, Drop Zone, no exprimen a un actor que supo demostrar que tenía mucho material para trabajar.
Orlando Bloom es el ejemplo claro. Seguro que en El señor de los anillos fue espectacular, pero luego de su travesía épica solamente lo hemos visto repetir una y otra vez el papel de chico lindo y aventurero (Piratas del Caribe) o de chico carilindo y traumado (Elizabethtown, Kingdom of Heaven).
Collin Farrel y Ewan McGregor son dos exponentes similares de estas tradiciones de Hollywood que terminan encasillando a nuestros actores favoritos en papeles que no se arriesgan. Ambos comenzaron con películas muy dramáticas a ser notables para el público (Tigerland, Farrel y Trainspotting, McGregor) pero después no supieron sobrellevar papeles más variados. Parece que Farrel estaría intentandolo de nuevo con Crazy Heart, y me hablaron muy bien de Ghost Writer, con Ewan. Esperemos que sea el regreso de dos figuras muy interesantes que tienen mucho para dar.
Imagen de wikipedia
Tengo que ser objetiva y te encuentro toda la razón con mi amor platónico Ewan Mcgregor. Él me fascina absolutamente, pero sus películas y sus actuaciones no son muy entretenidas para mí que digamos. A veces siento que hace el mismo papel, pero en otras está bien e interpreta distinto como Trainspotting, Velvet Goldmine, Moulin Rouge incluso I love you Philip Morris, donde me gustó que él fuera la mujer de la relación, un gay muy sutil y no una yegua suelta como pensé que podía ser.